DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DECADA DE TITO LIVIO

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DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DECADA DE TITO LIVIO

MAQUIAVELO, NICOLAS

15,38 €

Si bien Maquiavelo en "El príncipe" defiende la monarquía como forma de gobierno, en los "Discursos" propone la república como la ideal, hecho que pone en cuestión la coherencia de su... Leer más

15,38 €
Editorial:
AKAL
Año de edición:
2016
Materia
Filosofia
ISBN:
978-84-460-4258-7
Páginas:
432
Encuadernación:
Rústica
Colección:
320

Índice

Nicolás Maquiavelo a Zanobi Buondelmonti y Cosimo Rucellai, Salud.

LIBRO PRIMERO

Prefacio

1. De los orígenes de toda ciudad y en concreto de Roma
2. De las clases de repúblicas y a cuál pertenecía la República romana
3. De las circunstancias en torno a la creación de los tribunos de la plebe en Roma y de cómo perfeccionó la república.
4. De cómo la falta de unión entre la plebe y el senado romano hizo libre y poderosa a aquella república.
5. De si la libertad está más segura en manos del pueblo o de los grandes; de quién tiene más razones para causar tumultos, quién quiere conquistar y quién conservar.
6. De si cabía instituir un gobierno en Roma que acabase con la enemistad entre el pueblo y el senado.
7. De la importancia de la capacidad de acusar para salvaguardar la libertad en una república.
8. De lo útiles que son las acusaciones para un república y lo perniciosas que resultan las calumnias.
9. De cómo conviene que sea un hombre solo el que dote a una república de un orden político nuevo o la reforme sin tener en cuenta su orden antiguo.
10. De lo loables que son los fundadores de reinos y repúblicas y lo vituperables que son los tiranos.
11. De la religión de los romanos.
12. De lo importante que es tener en cuenta la religión y de cómo Italia acabó en la ruina al haber descuidado este aspecto por culpa de la Iglesia romana.
13. De cómo los romanos se sirvieron de la religión para reformar la ciudad, llevar a buen término sus empresas y acabar con los desórdenes.
14. De cómo interpretaban los romanos los auspicios atendiendo a sus necesidades y observaban sus deberes religiosos por prudencia o por obligación; de cómo se castigaba a aquellos que no observaban la religión.
15. De cómo los samnitas recurrieron a la religión como último recurso en tiempos de aflicción.
16. De cómo un pueblo acostumbrado a vivir bajo el gobierno de un príncipe difícilmente logrará conservar su libertad si por casualidad llegara a ser libre.
17. De cómo un pueblo corrupto que adquiere la libertad solo podrá conservarla muy difícilmente.
18. De cómo se puede mantener un estado libre en las ciudades corruptas donde existe o establecerlo donde no existe.
19. De cómo tras un príncipe excelente puede mantenerse en el poder uno débil, pero a un príncipe débil no puede suceder otro de igual condición y mantenerse en el trono.
20. De cómo la sucesión de dos buenos príncipes arroja excelentes resultados; de cómo las repúblicas con un buen orden político cuentan con sucesores virtuosos por definición y obtienen resultados magníficos en lo que a la conquista y conservación respecta.
21. De los reproches que merece todo príncipe o república que carezca de ejércitos propios.
22. Lo que conviene retener del caso de los tres Horacios romanos y los tres Curiacios albanos.
23. De cómo no se debe poner en juego todo sin arriesgar todas las fuerzas con las que se cuenta; de ahí que suela ser perjudicial defender pasos y desfiladeros.
24. De cómo las repúblicas dotadas de un buen régimen político instituyen premios y castigos para sus ciudadanos sin que unos compensen a los otros.
25. De cómo quien quiera convertir a un estado anticuado en una ciudad libre ha de conservar al menos la sombra de las formas antiguas.
26. De cómo cuando un príncipe nuevo se hace con una ciudad o provincia debe renovarlo todo.
27. De cómo muy rara vez los hombres son totalmente malos o buenos del todo.
28. De cómo los romanos fueron menos ingratos con sus ciudadanos que los atenienses.
29. De si es más ingrato un pueblo o un príncipe.
30. De lo que deben hacer los príncipes y repúblicas para evitar el vicio de la ingratitud y de las acciones a emprender por los capitanes y ciudadanos que no quieran verse afectados por ella.
31. De cómo nunca se castigó de forma extraordinaria a los capitanes romanos por los errores cometidos: no fueron castigados aunque hubieran causado algún daño a la república por ignorancia o por lo desafortunado de sus decisiones.
32. De cómo una república o un príncipe no debe diferir la atención a las necesidades de los gobernados.
33. De cómo cuando se agrava un problema en un estado o contra un estado es preferible soslayarlo que hacerle frente.
34. De cómo la institución de la dictadura no dañó a la república sino que fue buena para ella; de cómo restar autoridad a los ciudadanos es malo para la vida cívica a menos que la cedan voluntariamente.
35. De las razones por las que la institución del decenvirato romano resultó nociva para la libertad de la república a pesar de haber sido creada por sufragio público y libre.
36. De cómo los ciudadanos que han gozado de los mayores honores no deben desdeñar otros menores.
37. De los escándalos suscitados en Roma por la ley agraria y de cómo las leyes con efecto retroactivo que atentan contra antiguas costumbres de la ciudad darán lugar a desórdenes.
38. De cómo al ser las repúblicas débiles indecisas y no saber deliberar, cuando toman partido no se debe a una decisión libremente adoptada sino a la necesidad.
39. De cómo a veces distintos pueblos atraviesan por idénticas circunstancias.
40. De la creación del decenvirato en Roma y lo que tiene de significativo; donde se considera, entre otras muchas cosas, cómo se puede salvar o someter a una república en circunstancias similares.

LIBRO SEGUNDO

Prefacio

1. Sobre si los romanos conquistaron su imperio gracias a la razón o a la fortuna.
2. De los pueblos con los que combatieron los romanos y de lo obstinadamente que éstos defendieron su libertad.
3. De cómo Roma se hizo grande arruinando a las ciudades de alrededor y concediendo honores a los forasteros con facilidad.
4. De cómo las repúblicas pueden expandirse por tres procedimientos diferentes.
5. De cómo acaban con la memoria de las cosas los cambios en las creencias y las lenguas o circunstancias como diluvios y pestes.
6. De cómo hacían la guerra los romanos.
7. De la cantidad de tierras que los romanos concedían a cada colono.
8. De las razones por las que los pueblos abandonan su patria para invadir tierras ajenas.
9. De las causas más frecuentes de la guerra entre pueblos poderosos.
10. De cómo según la opinión más extendida el dinero es el nervio de la guerra.
11. De cómo no es prudente entablar amistad con un príncipe que tenga más fama que fuerza.
12. De si es mejor comenzar una guerra o esperar cuando se teme ser atacado.
13. De cómo las grandes fortunas se hacen más por medio del engaño que de la violencia.
14. De cómo los hombres suelen engañarse creyendo poder vencer a la soberbia a base de humildad.
15. De cómo los estados débiles suelen adoptar decisiones ambiguas y de la nocividad de las deliberaciones largas.
16. De lo poco que se parecen los soldados actuales a los antiguos.
17. De en cuánto han de estimar los ejércitos actuales la artillería y sobre si es adecuada la opinión general al respecto.
18. De cómo ha de apreciarse más a la infantería que a la caballería si tenemos en cuenta la autoridad de los antiguos romanos y el ejemplo de la milicia antigua.
19. De cómo las conquistas arruinan en vez de enaltecer a aquellas repúblicas con un mal orden político que no actúan teniendo en cuenta la virtù romana.
20. De los peligros a los que se expone el príncipe o la república que recurre a un ejército auxiliar o mercenario.
21. De cómo fue a Capua el primer pretor enviado por los romanos tras cuatrocientos años de guerra.
22. De lo falsas que suelen ser las opiniones de los hombres a la hora de juzgar las grandes cosas.
23. De cómo los romanos evitaban las soluciones intermedias cuando tenían que juzgar a sus súbditos por alguna circunstancia.
24. De cómo en general las fortalezas son más perjudiciales que útiles.
25. De lo contraproducente que resulta atacar una ciudad desunida para ocuparla aprovechando esa desunión.
26. De cómo el vilipendio y el improperio provocan odio contra quienes recurren a ellos sin reportarles ningún beneficio.
27. De cómo a los príncipes y repúblicas debe bastarles vencer, pues cuando no les basta suelen perder.
28. De lo peligroso que resulta para una república o un príncipe no vengar una injuria cometida en público o privado.
30. De cómo las repúblicas y los príncipes realmente poderosos no compran la amistad con dinero sino que la adquieren con su virtù y su reputación.
31. De lo peligroso que resulta creer a los fugitivos.
32. De cómo tomaban ciudades los romanos.
33. De cómo los romanos dejaban actuar libremente a los capitanes de sus ejércitos.

LIBRO TERCERO

1. De cómo si se quiere que una facción o república perdure en el tiempo conviene devolverla a sus principios.
2. De lo prudente que resulta fingir locura durante algún tiempo.
3. De cómo hay que matar a los hijos de Bruto para conservar la libertad recién conquistada.
4. De cómo un príncipe no vive seguro en su principado mientras sigan con vida aquellos a quienes ha despojado.
5. De cómo se pierden los reinos heredados.
6. De las conjuras.
7. De porqué al pasar de la libertad a la servidumbre o de la servidumbre a la libertad a veces se vierte mucha sangre y otras, ninguna.
8. De cómo quien quiera alterar una república debe tener en cuenta el estado en el que se encuentra.
9. De cómo conviene mudar con los tiempos para gozar de buena fortuna.
10. De cómo un capitán no puede rehuir la batalla si el enemigo está empeñado en luchar a toda costa.
11. De cómo vence quien, aun siendo inferior, cuenta con los recursos suficientes como para poder resistir los primeros ataques.
12. De cómo un capitán prudente ha de infundir a sus soldados la necesidad de combatir y arrebatársela a los del enemigo.
13. Sobre en quién se debe confiar más: en un buen capitán con un ejército débil o en un buen ejército bajo el mando de un mal capitán.
14. Del efecto que producen las estratagemas y los cambios de órdenes en medio de la batalla.
15. De cómo los ejércitos han de tener una sola cabeza, pues tener muchos al mando resulta perjudicial.
16. De cómo en los tiempos difíciles se busca la verdadera virtù y en los buenos se prefiere a los hombres ricos o pertenecientes a grandes familias.
17. De cómo nunca se debe ofender a alguien y luego encargarle algún asunto de gobierno importante.
18. De cómo no hay nada más digno de un capitán que presentir las decisiones del enemigo.
19. De cómo es más necesario el premio que el castigo para gobernar a la multitud.
20. De cómo una muestra de humanidad pudo más en el caso de los faliscos que todo el poder de Roma.
21. Sobre la causa de que Aníbal obtuviera en Italia los mismos resultados que Escipión en España procediendo de forma diferente.
22. De cómo la dureza de Manlio Torcuato y la humanidad que mostraba Valerio Corvino hacia sus compañeros conquistaron la misma gloria.
23. De porqué fue expulsado Camilo de Roma.
24. De cómo Roma perdió su libertad por prolongar la duración de los mandatos.
25. De la pobreza de Cincinato y muchos otros ciudadanos romanos.
26. De cómo puede arruinarse un estado por causa de las mujeres.
27. De cómo ha de reunificarse una ciudad dividida; de cómo es una equivocación creer que para conservar una ciudad hay que mantenerla dividida.
28. De cómo se ha de prestar mucha atención a los actos de los ciudadanos ya que, a veces, un acto piadoso oculta un principio de tiranía.
29. De cómo los errores de los pueblos tienen su origen en los príncipes.
30. De cómo todo ciudadano que quiera hacer uso de su autoridad para beneficiar a la república ha de vencer la envidia; de cómo ha de organizarse la defensa de la ciudad cuando llega el enemigo.
31. De cómo las repúblicas fuertes y los hombres excelentes conservan el mismo ánimo y la misma dignidad sea cual fuere su fortuna.
32. De los procedimientos empleados por algunos para enturbiar la paz.
33. De cómo para ganar una batalla el ejército debe confiar en sí mismo y en su capitán.
34. De la fama, voz u opinión que hace que un ciudadano empiece a gozar del favor del pueblo y de si éste distribuye las magistraturas con más acierto que un príncipe.
35. De los peligros que acarrea significarse dando consejos: cuanto más desacostumbrado el consejo mayor el peligro.
36. De las razones por las que se consideraba, y aun se considera, que los franceses son más que hombres al inicio de las batallas y menos que mujeres después.
37. De si son necesarias las escaramuzas antes de la batalla definitiva y de cómo trabar conocimiento con un enemigo nuevo evitándolas.
38. De cómo debe ser un capitán para que su ejército pueda confiar en él.
39. De cómo un capitán ha de conocer bien el terreno.
40. De cómo recurrir al engaño en la guerra es digno de alabanza.
41. De cómo la patria ha de defenderse siempre, con ignominia o con gloria, y en todo caso ha de estar bien defendida.
42. De cómo no obligan las promesas arrancadas por la fuerza.
43. De cómo los hombres nacidos en una misma provincia conservan una naturaleza parecida a través de los tiempos.
44. De cómo gracias a la pasión y la audacia se obtiene muchas veces lo que no se lograría jamás por procedimientos ordinarios.
45. De qué táctica es mejor en una batalla: aguantar el empuje del enemigo y luego contraatacar o atacar con furia desde el primer momento.
46. De cuál es la causa de que las familias de las ciudades mantengan durante cierto tiempo las mismas costumbres.
47. De cómo un buen ciudadano ha de olvidar las injurias privadas por amor a su patria.
48. De cómo cuando vemos que un enemigo comete un error muy grave debemos pensar que lo hace para engañarnos.
49. De cómo conviene adoptar cada día nuevas medidas para mantener la libertad en una república; de los méritos que valieron a Quinto Fabio el sobrenombre de Máximo.

Si bien Maquiavelo en "El príncipe" defiende la monarquía como forma de gobierno, en los "Discursos" propone la república como la ideal, hecho que pone en cuestión la coherencia de su pensamiento. Sin embargo, sus "Discursos" cobran sentido en cuanto comprendemos que su verdadera preocupación era la creación de un Estado moderno en la Italia de su tiempo

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